Hoy me permito contaros una historia personal.
O de como la vida puede regalarte pequeñas sorpresas cada día.
No se si tenéis la suerte de tener una doble. Yo sí. Aunque viva a miles de kilómetros. Y la vea solo por las fotos de Facebook. Mi prima Manola vive en Canadá.
Pero compartimos parecido físico razonable en las fotos de perfil y de frente, y algo de sangre por aquello del Borrajo que ella lleva en el apellido, y yo, ya solo en el ADN.
Verano del 2007. Mi doble y yo, al sol gallego
Pues resulta que hace unas semanas alguien se acordó de mi prima, y desde España le quiso mandar un regalo.
Y eligió dos pulseras de diecisietecosas con un mensaje lleno de esperanza y de buen rollo.
Y se las mandó a Canadá, sin saber que en ellas iba también parte de nuestros lazos.
Y ayer que Manola estaba de cumpleaños las estrenó, para mi asombro, y alegría.
Porque para mi era un pedido más.
Isabel no sabía que éramos primas.
Isabel no sabía que éramos primas.
Y yo no sabía que esas pulseras que alguien llamado Isabel me estaba encargando, iban a cruzar el mundo.
Ni a recorrer miles de kilómetros para acabar en la muñeca de 'mi doble'.
Pero ahí están.
Y espero que le den el buen rollo, y la suerte que se merece.
Así que esta es mi felicitación de cumpleaños para ella.
Y también, un recordatorio, para que no os olvidéis de que la vida puede regalaros/regalarnos
pequeñas
y
fantásticas sorpresas
cada día.
¡Gracias, Isabel, y gracias Manola!
¡Gracias, Isabel, y gracias Manola!
* * *
PD. Se me olvidaba, mi prima además, es una ARTISTA increible. Aquí podéis ver algunas de sus obras.
* * *
1 comentario:
Me encanta la idea de las pulseras viajeras. Y te recomiendo que quites la verificacion de comentarios para que te podamos comentar más tranquilamente
Publicar un comentario